Número uno:
No confirmar la queja o preocupación del cliente. Confirmar la queja del cliente es un principio básico del diagnóstico que con frecuencia se pasa por alto. Para arreglar un problema, lo primero que se debe hacer es reconocerlo.
Número dos:
Pruebas de carreteras insuficientes. La importancia de una prueba de carretera, incluso para un cambio de aceite, está bien documentada en los manuales de entrenamientos de vehículos. Sin embargo, muchos mecánicos consideran que manejarlo dentro de taller es más que suficiente.
Número tres:
Diagnóstico erróneo. Por las razones anteriores y varias más, tu vehículo es mal diagnosticado con mucha frecuencia. Los mecánicos se pasan horas buscando el problema equivocado, perdiendo tu tiempo y dinero.
Número cuatro:
Cambiar piezas en búsqueda del problema. Para compensar su falta de habilidades, el mecánico a menudo solo cambia piezas con la esperanza de tener suerte. Es común escuchar a los mecánicos decir: cambié esta pieza, aquella pieza y el problema todavía no está resuelto. Esto se remonta al error número uno, confirma el problema con el diagnóstico y luego procede a trabajar.
Número cinco:
No abordar las quejas principales primero. Los mecánicos a menudo pasan una buena cantidad de tiempo buscando problemas sencillos de resolver para cobrar su dinero. No hay nada de malo con esta práctica ya que no hay un cargo por la inspección, no entra en conflicto con tu tiempo y las sugerencias de ventas adicionales son validas (aunque a veces no lo son). Sin embargo, este tipo de inspección gratuita y la posterior oferta de adicionales esconde la queja principal, ¿Qué le pasa a mi carro?
Número seis:
Exceso de confianza. Con mucha frecuencia, los técnicos poco cualificados se elevan de confianza y piensan pueden resolver cualquier problema. En lugar de recomendar enviar el vehículo a otro taller o mecánico con más experiencia, siguen adelante con la reparación y ocasionan más daño al carro.
Número siete:
Tomar atajos. En el esfuerzo continuo de vencer el reloj, los mecánicos crean una serie de problemas: rotura de piezas, rotura de tornillos, daños a circuitos eléctricos.
Número ocho:
Reparaciones de baja calidad. Ya sea por incompetencia o pereza, los mecánicos con frecuencia no reparan de manera correcta. Es a menudo un trabajo descuidado y sin calidad. Tornillos olvidados, piezas instaladas incorrectamente o no instaladas en general, son a menudo actividades que pasan por alto. Se pone peor cuando se trata de arreglar computadoras o programarlas al no seguir el procedimiento correcto.
Número nueve:
No confirmar ni auditar la reparación. Después de la reparación, es importante inspeccionar para asegurarse que el problema fue resuelto. Con mucha frecuencia las piezas son cambiadas para lograr sacar el vehículo del taller resultando la creación de un trabajo sin calidad.
Número diez:
Ensuciando todo el trabajo. Si los nueve errores anteriores no eran lo suficientemente malos, ahora tendrás en tu vehículo huellas de grasa en el bonete, en tu guía, en el asiento y por igual en las alfombras. El cuidado de la limpieza del vehículo es otro punto en el cual mecánicos incompetentes no toman en consideración al cliente.
Cuando vuelvas a llevar tu vehículo a tu mecánico o taller de confianza, asegúrate de que estos puntos sean tomados en cuenta en el servicio. Exige a tu mecánico tomar en consideración cada uno de estos errores para que no lo cometa con tu vehículo.
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